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ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN [1]

Oh Madre de piedad y de misericordia, Santísima Virgen María. Yo, miserable e indigno pecador, en ti confío con todo mi corazón y afecto; y acudo a tu piedad, para que, así como estuviste junto a tu dulcísimo Hijo clavado en la cruz, también estés junto a mi, miserable pecador, y junto a todos los fieles que aquí y en toda la Santa Iglesia vamos a participar de aquel divino sacrificio,
para que, ayudados con tu gracia, ofrezcamos una hostia digna y aceptable en la presencia de la suma y única Trinidad. Amén

 

 

ORACION DE SAN AMBROSIO

 

Señor mío Jesucristo, me acerco a tu altar lleno de temor por mis pecados, pero también lleno de confianza porque estoy seguro de tu misericordia.

Tengo conciencia de que mis pecados son muchos y de que no he sabido dominar mi corazón y mi lengua. Por eso, Señor de bondad y de poder,
con mis miserias y temores me acerco a Ti, fuente de misericordia y de perdón; vengo a refugiarme en Ti, que has dado la vida por salvarme, antes de que llegues como juez a pedirme cuentas.

Señor no me da vergüenza descubrirte a Ti mis llagas. Me dan miedo mis pecados, cuyo número y magnitud sólo Tú conoces; pero confío en tu infinita misericordia.

Señor mío Jesucristo, Rey eterno, Dios y hombre verdadero, mírame con amor, pues quisiste hacerte hombre para morir por nosotros. Escúchame, pues espero en Ti. Ten compasión de mis pecados y miserias, Tú que eres fuente inagotable de amor.

Te adoro, Señor, porque diste tu vida en la Cruz y te ofreciste en ella comoRedentor por todos los hombres y especialmente por mi. Adoro Señor, la sangre preciosa que brotó de tus heridas y ha purificado al mundo de sus pecados.

Mira, Señor, a este pobre pecador, creado y redimido por Ti. Me arrepiento de mis pecados y propongo corregir sus consecuencias. Purifícame de todos mis maldades para que pueda recibir menos indignamente tu sagrada comunión. Que tu Cuerpo y tu Sangre me ayuden, Señor, a obtener de Ti el perdón de mis pecados y la satisfacción de mis culpas; me libren de mis malos pensamientos, renueven en mi los sentimientos santos, me impulsen a cumplir tu voluntad y me protejan en todo peligro de alma y cuerpo. Amén.

 

SEÑOR MÍO JESUCRISTO [1]
(para antes de la comunión)

Señor mio Jesucristo, Creador y conservador del cielo y de la tierra, Padre el más amoroso, médico el más compasivo, maestro sapientísimo, pastor el más caritativo de nuestras almas. Aquí tenéis a este miserable pecador, indigno de estar en vuestra presencia y más indigno aún de acercarse a ese banquete inefable. ¡Ay, Señor! Cuando considero vuestra infinita bondad en querer venir a mí, me pasmo..., y al mirar la multitud de pecados con que os ofendí y agravié en toda mi vida, me confundo, me ruborizo y me siento compelido a deciros: «Señor, no vengáis...; apartaos de mí, porque soy un miserable pecador». Si el Bautista no se consideraba digno de desatar las correas de vuestro calzado, ¿cómo mereceré yo tan grande honor?... Si el temor y el respeto hace que tiemblen los Angeles en vuestra presencia, ¿podré yo no temblar al presentarme y sentarme a vuestra mesa divina? Si la Santísima Virgen, aunque destinada para ser vuestra Madre, y condecorada con todas las excelencias, prerrogativas y gracias posibles en una pura criatura, se considera, sin embargo, como una esclava, e indigna de concebiros en sus purísimas y virginales entrañas, ¿podré yo, miserable pecador, lleno de imperfecciones y defectos, tener valor para recibiros en mi interior? ¡Ay, Señor! ¿No os horroriza este delicuente?... ¿No os causa asco el venir a mi y entrar en tan vil e inmunda morada?

En verdad, Señor, que yo no tuviera valor para acercarme a Vos, si primero no me llamaseis, diciéndome como a otro Zaqueo, no una vez sola, sino tantas cuantas son las inspiraciones con que me dais a conocer el deseo que tenéis de venir a mi: Baja, Zaqueo, pues hoy quiero hospedarme en tu casa. Pero ¿qué es lo que os mueve a venir a mí, Señor? ¿Mis méritos? ¿Mis virtudes? ¿Cómo hablará de virtudes y méritos un pecador como yo?, ¡ah, ya lo entiendo, Señor; mis miserias, mi pobreza: esto es lo que os mueve. ¡Oh exceso de amor!

Vos dijisteis que no son los sanos los que necesitan del médico, sino los enfermos; y he aquí por qué queréis venir: veis mi urgente necesidad, y el deseo de remediarla os impele. En efecto, Señor, es tal el estado de mi alma, que puedo decir con verdad: «De la planta del pie a la coronilla de la cabeza no hay en mi parte sana»; ¡tantas son mis imperfecciones! No obstante, aquí me tenéis, Señor; me presento a Vos, no porque de Vos me juzgue digno, sino porque no puedo vivir sin Vos; iré a Vos cual otro mendigo al rico, para que remediéis mis miserias y para que me libréis del ahogo de mis faltas e imperfecciones; iré porque las grandes enfermedades que me aquejan sólo Vos podéis remediarlas; una mirada compasiva, divino Médico, y quedarán sanas mis potencias y sentidos.

Párate aquí un poco y descúbrele confiado todos tus males corporales y espirituales, y después prosigue:

Virgen Santísima: ya que compadecida de los esposos de Caná de Galilea los sacasteis del apuro, alcanzándoles de Jesús aquella milagrosa conversión del agua en vino, pedidle también que obre en mi favor un prodigio semejante, concediéndome las gracias que para recibirle dignamente he menester. A Vos nunca os dio un desaire; siempre sois atendida: interesaos, pues, por mí; haced en mi favor cuanto podéis. ¡Oh, cuánto lo necesito!

Angeles santos: veis que voy a sentarme a la santa Mesa y comer al que es vuestro pan; alcanzadme que yo vaya con el vestido nupcial y ataviado con el adorno de todas las virtudes.

¡Oh Santos todos moradores del cielo! Interesaos por mí, y haced que yo me llegue al augusto Sacramento cual os llegabais vosotros, y que, sacando de él los frutos que vosotros, pueda decir con verdad: «Vivo yo, mas no yo, sino que vive en mi Cristo ». Con esta fe, esperanza, confianza y amor me llego a Vos, Señor y Dios mío.

 

 

GRACIAS SEÑOR, POR LA EUCARISTÍA...

Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed...

Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de tu presencia.

Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: morir por otro, dar la vida por otro.

Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor.

Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra...

Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación para celebrar y compartir la eucaristía...

Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino de transformación en ti...

 

 

Esparcir tu Fragancia

Oh Jesús, ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya.

Inunda mi alma de tu espíritu y vida.

 

Penétrame y aduéñate tan por completo de mí, que toda mi vida sea una irradiación de la tuya. 

 

Ilumina por mi medio y de tal manera toma posesión de mí, que cada alma con la que yo entre en contacto pueda sentir tu presencia en mi alma.

 

Que al verme no me vea a mí, sino a Tí en mí. Permanece en mí.

Así resplandeceré con tu mismo resplandor, y que mi resplandor sirva de luz para los demás. 

 

Mi luz toda de Tí vendrá, Jesús: ni el más leve rayo será mío. Será Tú el que iluminarás a otros por mi medio.

 

Sugiéreme la alabanza que más te agrada, iluminando a otros a mi alrededor.

 

Que no te pregono con palabras sino con mi ejemplo, con el influjo de lo que yo lleve a cabo, con el destello visible del amor, que mi corazón saca de Tí. ¡Amén!

 

Cardenal Newman

 

 

ORACION A JESUS OBRERO

Señor Jesús, te ofrecemos todo el día:

nuestro trabajo, nuestras luchas,

nuestras alegrías y nuestras penas.

 

Concédenos, como a nuestros

hermanos de trabajo,

pensar como Tú,

trabajar contigo

y vivir en Tí.

 

Danos la gracia de amarte

con todo nuestro corazón

y de servirte

con todas nuestras fuerzas.

 

Que tu Reino sea un hecho

en las fábricas, en los talleres,

en las minas, en los campos,

en la mar, en las escuelas,

en los despachos y en nuestras casas.

 

Que los militantes que sufren desaliento

permanezcan en tu Amor.

Y que los obreros muertos

en el campo de honor del trabajo y de la lucha,

descansen en paz.

 

Madre de los pobres

Ruega por nosotros.

 

 

 

 

VEN ESPIRITU SANTO

 

Ven Espíritu Santo,
ilumina mi corazón,
para ver las cosas que son de Dios.
 
Ven Espíritu Santo,
dentro de mi mente,
para conocer las cosas que son de Dios.
 
Ven Espíritu Santo,
dentro de mi alma,
que yo le pertenezco solamente a Dios.
 
Santifica todo
lo que yo piense, diga y haga,
para que todo sea
para la gloria de Dios.

Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios. Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente, para conocer las cosas que son de Dios. Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a Dios. Santifica todo lo que yo piense, diga y haga, para que todo sea para la gloria de Dios.

 

Amén.

 

SANTISIMA TRINIDAD

Santísima Trinidad, misterio insondable de Divinidad. Santísima Trinidad, misterio insondable de grandeza.

Santísima Trinidad, misterio insondable de tres Personas en Una Sola.

 

Santísima Trinidad, entrad en mi corazón y cohabitadme, uniendo mi naturaleza humana con vuestra naturaleza Divina, uniendo mi naturaleza finita con vuestra naturaleza infinita. Santísima Trinidad, potestad infinita de amor, os adoro profundamente y os entrego mis tres potencias: cuerpo, alma y espíritu, a imitación de las tres Divinas Personas que cohabitan en Una Sola, para que camine por las sendas de la Segunda Persona de vuestro impenetrable misterio y me conduzcáis a las fuentes de la santidad y reciba dones y carismas de la Tercera Persona de vuestro insondable misterio.

 

Unido espiritualmente al Hijo y al Espíritu Santo me uno directamente a Vos, Padre Celestial, creador del cielo y de la tierra.

 

Santísima Trinidad, cubridme con vuestro resplandor.

Santísima Trinidad, unid mis tres potencias a las Vuestras.

Santísima Trinidad, haced que os adore profundamente.

Santísima Trinidad, conducidme a beber de Vuestras Sagradas fuentes.

Santísima Trinidad, plenificad mi ser con Vuestro Ser.

Santísima Trinidad, inundad mi corazón con Vuestra Magnificencia.

Santísima Trinidad, trituradme con vuestro amor.

Santísima Trinidad, henchid mi corazón con Vuestro amor.

Santísima Trinidad, salvadme por Vuestro Gran Misterio.

Santísima Trinidad, conducidme por caminos estrechos que me lleven al cielo. Amén.

 

 

 

 Oración de santo Tomás de Aquino


Oh Dios todopoderoso y eterno, he aquí que me acerco al sacramento de tu unigénito Hijo Jesucristo, nuestro Señor; me acerco como un enfermo al médico de la vida, como un inmundo a la fuente de la misericordia, como un ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y necesitado al Señor de los cielos y de la tierra.
Imploro la abundancia de tu infinita generosidad para que te dignes curar mi enfermedad, lavar mi impureza, iluminar mi ceguera, remediar mi pobreza y vestir mi desnudez, para que me acerque a recibir el Pan de los ángeles, al Rey de reyes y Señor de señores con tanta reverencia y humildad, con tanta pureza y fe, con tal propósito e intención como conviene a la salud de mi alma.
Te pido que me concedas recibir no sólo el sacramento del cuerpo y de la Sangre del Señor, sino la gracia y la virtud de ese sacramento.
Oh Dios benignísimo, concédeme recibir el cuerpo de tu unigénito Hijo Jesucristo, Señor nuestro, nacido de la Virgen María, de tal modo que merezca ser incorporado a su cuerpo místico y contado entre tus miembros.
Oh Padre amantísimo, concédeme contemplar eternamente a tu querido Hijo, a quien, bajo el velo de la fe, me dispongo a recibir ahora. Que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.

*
A Jesús Crucificado

*
Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia, te ruego con el mayor fervor que imprimas en mi corazón los sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de jamás ofenderte; mientras que yo, con gran amor y compasión, voy considerando tus cinco llagas, comenzando por aquello que dijo de ti, oh Dios mío, el santo profeta David: Han taladrado mis manos y mis pies, y se pueden contar todos mis huesos.

 

Alma de Crsito


Alma de Cristo santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh buen Jesús!, óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de ti.

Del maligno enemigo, defiéndeme.

En la hora de mi muerte, llámame.

Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe.

Por los siglos de los siglos.

Amén.

*

Oración del Papa Clemente XI

*
Creo, Señor, haz que crea con más firmeza; espero, haz que espere con más confianza; me arrepiento, haz que tenga mayor dolor.

Te adoro como primer principio; te deseo como fin último; te alabo como bienhechor perpetuo; te invoco como defensor propicio.

Dirígeme con tu sabiduría, átame con tu justicia, consuélame con tu clemencia, protégeme con tu poder.

Te ofrezco, Señor, mis pensamientos, para que se dirijan a ti, mis palabras, para que hablen de ti; mis obras, para que sean tuyas; mis contrariedades, para que las lleve por ti.

Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero como lo quieres, quiero hasta que quieras.

Señor, te pido que ilumines mi entendimiento, inflames mi voluntad, limpies mi corazón, santifiques mi alma.

Que me aparte de mis pasadas iniquidades, rechace las tentaciones futuras, corrija las malas inclinaciones, practique las virtudes necesarias.

Concédeme, Dios de bondad, amor a ti, odio a mí, celo por el prójimo y desprecio a lo mundano.

Que sepa obedecer a los superiores, ayudar a los inferiores, aconsejar a los amigos y perdonar a los enemigos.

Que venza la sensualidad con la mortificación, la avaricia con la generosidad, la ira con la bondad, la tibieza con la piedad.

Hazme prudente ante los consejos, constante en los peligros, paciente en las contrariedades, humilde en la prosperidad.

Señor, hazme atento en la oración, sobrio en la comida, constante en el trabajo, firme en los propósitos.

Que procure tener inocencia interior, modestia exterior, conversación ejemplar y vida ordenada.

Haz que esté atento a dominar mi naturaleza, a fomentar la gracia, servir a tu ley y a obtener tu salvación.

Que aprenda de ti qué poco es lo terreno, qué grande lo divino, qué breve el tiempo, qué durable lo eterno.

Concédeme preparar la muerte, temer el juicio, evitar el infierno y alcanzar el paraíso.Por Cristo nuestro Señor. Amén.

*
 Oraciónde San Francisco de Asís

*
Señor, haced e mí un instrumento de vuestra paz:

Que donde haya odio, ponga yo amor;

que donde hay ofensa, ponga yo perdón;

que donde hay desesperación, ponga yo esperanza;

que donde hay tinieblas, ponga yo luz;

que donde hay tristeza, ponga yo alegría.

Haced Señor que no busque tanto ser consolado como consolar;

ser comprendido como comprender;

ser amado como amar.

Porque es cuando nos damos, que recibimos;

cuando nos olvidamos, que nos encontramos;

al perdonar, que obtenemos perdón;

y es que muriendo, que resucitamos a la vida eterna.

*
 Orecimieitno de sí mismo

*
Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento, todo mi haber y poseer;

Vos me lo disteis, a Vos, Señor, lo torno.

Todo es vuestro, disponed de mí según vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia, que esto me basta.

*
Oración a San José

*
¡Oh feliz varón, bienaventurado José, a quien le fue concedido no sólo ver y oír al Dios a quien muchos reyes quisieron ver y no vieron, oír y no oyeron, sino también abrazarlo, besarlo, vestirlo y custodiarlo!

V. Ruega por nosotros, bienaventurado José.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oración: Oh Dios, que nos concediste el sacerdocio real; te pedimos que, así como san José mereció tratar y llevar en sus brazos con cariño a tu Hijo unigénito, nacido de la Virgen María, hagas que nosotros te sirvamos con corazón limpio y buenas obras, de modo que hoy recibamos dignamente el sacrosanto cuerpo y sangre de tu Hijo, y en la vida futura merezcamos alcanzar el premio eterno. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

*
Himnos de Acción de Gracias

*
Cántico de los Tres Jóvenes, el que los santos cantaban en el horno encendido alabando al Señor .

1. Bendecid al Señor todas las obras del Señor; alabadle y ensalzadle por los siglos.

2. Bendecid cielos al Señor, bendecid al Señor ángeles del Señor.

3. Bendecid al Señor todas las aguas que hay sobre los cielos; bendiga todo poder al Señor.

4. Bendecid al Señor sol y luna; estrellas del cielo bendecid al Señor.

5. Bendecid al Señor toda la lluvia y el rocío; todos los vientos bendecid al Señor.

6. Bendecid al Señor fuego y calor; frío y calor bendecid al Señor.

7. Bendecid al Señor rocíos y escarchas; hielo y frío bendecid al Señor.

8. Bendecid al Señor, hielos y nieves: noches y días, bendecid al Señor.

9. Bendecid al Señor, luz y tinieblas: rayos y nubes, bendecid al Señor.

10. Bendiga la tierra al Señor: alábele y ensálcele por los siglos.

11. Bendecid al Señor, montes y collados: todas las cosas que germinan en la tierra, bendecid al Señor.

12. Bendecid al Señor, mares y ríos: fuentes, bendecid al Señor.

13. Bendecid al Señor, ballenas y todo lo que vive en el mar: todas las aves del cielo, bendecid al Señor.

14. Bendecid al Señor, todos los animales y ganados: bendecid, hijos de los hombres, al Señor.

15. Bendice, Israel al Señor: alabadle y ensalzadle por los siglos.

16. Bendecid al Señor, sacerdotes del Señor: Bendecid al Señor, siervos del Señor.

17. Bendecid al Señor, espíritus y almas de los justos: santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

18. Bendecid al Señor, Ananías, Azarías y Misael: alabadle y ensalzadle por los siglos.

19. Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo: alabémosle y ensalcémosle por los siglos.

20. Bendito eres en el firmamento del Cielo: y loable y glorioso por los siglos

Alabad al Señor en su santuario: alabadle en su augusto firmamento.

Alabadle por sus grandes obras: alabadle por su inmensa majestad.

Alabadle al son de trompetas: alabadle con salterio y cítara.

Alabadle tañendo tímpanos y cantando a coro: alabadle con instrumentos de cuerda y voces de órgano.

Alabadle con címbalos resonantes: alabadle con címbalos de alegría: todo ser que vive alabe al Señor.

Gloria al Padre...

Señor ten piedad.

Cristo ten piedad.

Señor ten piedad.

Padre nuestro...

V. Y no nos dejes caer en la tentación.

R. Mas líbranos del mal.

V. Que te alaben, Señor, todas tus obras.

R. Y que tus santos te bendigan.

V. Se regocijarán los santos en la gloria.

R. Se alegrarán en sus mansiones.

V. No a nosotros, Señor, no a nosotros.

R. Sino a tu nombre da la gloria.

V. Señor, escucha mi oración.

R. Y llegue a ti mi clamor.Oremos.

Oh Dios, que mitigaste las llamas del fuego a los tres jóvenes, concédenos benignamente a tus siervos que no nos abrase la llama de los vicios.

Te rogamos, Señor, que prevengas nuestras acciones con tu inspiración y que las acompañes con tu ayuda, para que toda nuestra oración y trabajo en Ti siempre comience, y por Ti concluya..

Danos, Señor, poder apagar las llamas de nuestros vicios,

Tú que le concediste a san Lorenzo vencer el fuego que le atormentaba.

Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Adoro te devote
Te adoro con devoción, Dios escondido,oculto verdaderamente bajo estas apariencias.A Ti se somete mi corazón por completo,y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;pero basta el oído para creer por firmeza;creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:nada es más verdadero que esta palabra de verdad.

En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,pero aquí se esconde también la Humanidad;creo y confieso ambas cosas,y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomáspero confieso que eres mi Dios:haz que yo crea más y más en Ti,que en Ti espere, que te ame.

¡Oh memorial de la muerte del Señor!

Pan vivo que das la vida al hombre:concede a mi alma que de Ti vivay que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, bondadoso Pelícano,límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,de la que una sola gota puede liberarde todos los crímenes al mundo entero.Jesús, a quien ahora veo oculto,te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:que al mirar tu rostro cara a cara,sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.
*

10. Lauda Sion Salvatorem

*

Este himno, encargado por el Papa Urbano IV a Santo Tomás de Aquino para el Oficio de la Solemnidad del Corpus Christi, es un canto de alabanza del alma, simbolizada en Sión (Jerusalén), en la que se admira y agradecen algunos aspectos de la maravillosa realidad de la presencia de Cristo en la Eucaristía.

*
Alaba Sión a tu Salvador,

alaba a tu guía y pastor con himnos y cánticos.

Pregona su gloria cuanto puedas,

porque El está sobre toda alabanza,

y jamás podrás alabarle bastante.

El tema especial de nuestras alabanzas

es hoy el Pan vivo y que da la vida.

El cual se dio en la mesa de la sagrada cena

al grupo de los doce Apóstoles, sin ninguna duda.

Sea, pues, llena, sea sonora, sea alegre,

sea pura la alabanza de nuestra alma

pues celebramos el solemne día

en que fue instituido este divino banquete.

En esta mesa del nuevo Rey,

la Pascua nueva de la nueva Ley

pone fin a la pascua antigua.

Lo viejo cede ante lo nuevo,

la sombra ante la realidad

y la luz ahuyenta la noche.

Lo que Jesucristo hizo en la cena

mandó que se haga en memoria suya.

Instruidos con sus santos mandatos,

consagramos el pan y el vino, en sacrificio de salvación.

Es dogma que se da a los cristianos,

que el pan se convierte en Carne, y el vino en Sangre.

Lo que no comprendes y no ves, lo atestigua una fe viva,

fuera de todo orden de la naturaleza.

Bajo diversas especies, que son accidente y no sustancia,

están ocultos los dones más preciados.

Su Carne es alimento y su Sangre bebida,

pero Cristo está todo entero bajo cada especie.

Quien lo recibe no lo rompe, no lo quebranta,

no lo desmembra: se recibe todo entero.

Recíbelo uno, lo reciben mil;y aquél lo toma tanto como éstos,

pues no se consume al ser tomado.

Recíbenlo buenos y malos;

mas con suerte desigual de vida o muerte.

Es muerte para los malos, y vida para los buenos;

mira cómo un mismo alimentoproduce efectos tan diversos.

Cuando se divida el Sacramento, no vaciles,

sino recuerda que Jesucristo está en cada parte

tan entero como antes en el todo.

No se parte la sustancia, se rompe sólo la señal;

ni el ser ni el tamaño se reducen de Cristo presente.

He aquí el Pan de los Ángeles, hecho viático nuestro;

verdadero pan de los hijos, no lo echemos a los perros.

Figuras lo representaron: Isaac fue sacrificado,

el Cordero Pascual, inmolado;

el maná nutrió a nuestros padres.

Buen pastor, Pan verdadero, ¡oh Jesús!, ten piedad

.Apaciéntanos y protégenos;

haz que veamos los bienes en la tierra de los vivientes.

Tú, que todo lo sabes y puedes,

que nos apacientas aquí siendo aún mortales,

haznos allí tus comensales.coherederos

y compañeros de los santos ciudadanos.

Amén.

*

11. Oración del Ángel de Fátima

*
Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente

y os ofrezco el precioso Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, que se encuentra presente en todos los Sagrarios de la tierra, y os lo ofrezco, Dios mío en reparación por los abusos, sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido. Amén.

*
La Comunión espiritual
*
Ya san Agustín distinguía entre el sacramento (el signo) y lo que nos da el sacramento (lo significado, que aquí es Cristo), dos aspectos -mejor dicho, dos realidades- de la misma realidad.

La teología posterior explicará cómo pueden recibirse los efectos del sacramento de la Eucaristía sin recibir el sacramento mismo. Santo Tomás de Aquino, explicó que se pueden recibir los efectos sin recibir el sacramento: mediante el vivo deseo de la voluntad humana de recibir el sacramento intensificando la fe y el amor hacia Cristo Eucarístico, aunque con la Comunión sacramental se consigue más plenamente el efecto del sacramento que con sólo el deseo (Suma de Teología, III, q. 80, a. 1).

*
En el siglo XX, san Pío X, que tanto hizo por fomentar la Comunión frecuente y diaria, y adelantó la edad de la Primera Comunión de los niños, la describe así en su propio Catecismo: La comunión espiritual es un gran deseo de unirse sacramentalmente a Jesucristo diciendo, por ejemplo: "Señor mío Jesucristo, deseo con todo mi corazón unirme a Vos ahora y por toda la eternidad", y haciendo los mismos actos que preceden o siguen a la Comunión sacramental.

*
Muchos autores espirituales la han recomendado (santa Teresa de Jesús, Tomás de Kempis, san Alfonso María, san Alonso Rodríguez,

El Santo cura de Ars, etc. como medio para crecer en el amor a Dios y remedio para cuando el amor se enfría.

No hay una fórmula concreta para practicar esta devoción, que debe de contener algunos elementos: un acto de fe (creo que estás aquí), un acto de amor a Jesús Sacramentado (Te amo sobre todas las cosas), una acción de gracias por haberse quedado con nosotros y un acto de deseo (quisiera recibirte).

*

En la vida diaria, a veces lo que más importa es la intención, el deseo, aunque luego no se pueda hacer lo que se deseaba realizar.

Una fórmula popular breve es: Yo quisiera, Señor, recibiros con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los Santos.

 

 

 

De la Familia para visitar al Santisimo

 

Señor: 

conscientes de que estamos en tu presencia, 

queremos hacer un acto de fe 

en el sacramento de la eucaristía.

 

Por eso hemos entrado en esta iglesia

y nos hemos acercado al tabernáculo, 

donde permaneces día y noche, 

para ser viático de enfermos y alimento de los débiles.

 

Te adoramos, 

te bendecimos y te alabamos 

por permanecer junto a nosotros,

por permitir que te visitemos, 

por poder hablarte, 

por ser tú Dios cercano.

 

Te damos gracias por tu palabra, que nos ilumina; 

por tu eucaristía, que nos fortalece; 

por tu amor, que nos salva.

 

Bendice nuestra familia; 

haz que siempre vivamos unidos en tu amor 

y en tu temor. 

Que demos siempre testimonio de vida cristiana.

 

Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 

Amén

 

 

 

Lily Játiva

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